Trabajé el aire,
se lo entregué al viento:
voló, se deshizo,
se volvió silencio.
Por el ancho mar,
por los altos cielos,
trabajé la nada,
realicé el esfuerzo,
perforé la luz,
ahondé el misterio.
Para nada, ahora,
para nada, luego:
humo son mis obras,
ceniza mis hechos.
… y mi corazón
que se quede en ellos.
Ángel González. Sin esperanza, con convencimiento, 1961. En 101 + 19 = 120 poemas. Selección: Ángel González. Prólogo: Luis García Montero. Visor, 2000.
Imagen: Kikuji Kawada

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