A
Eliodora Puche
I
Mientras muere la Europa
corrompida,
mientras rugen los odios de
las razas,
mientras todo se nubla en
occidente
y la nube de sangre se
derrama,
entonemos el himno de la
vida,
el himno de la vida y
esperanza,
resguardando las liras en el
hondo
corazón de la noche que tú
cantas.
II
Mientras rueda el cañón
sobre los campos
que el labrador con su sudor
regara,
mientras sea en poder de los
verdugos
la tierra conquistada,
entonemos el himno de la
vida,
el himno de la vida y
esperanza,
resguardando las liras en el
hondo
corazón de la noche que tú
cantas.
III
Mientras todo flaquea y se
derrumba
al golpe de los bárbaros sin
alma,
mientras todo se cubre de
vergüenza,
mientras van hacia el mar
todas las lágrimas,
entonemos el himno de la
vida,
el himno de la vida y
esperanza,
resguardando las liras en el
hondo
corazón de la noche que tú
cantas.
IV
Y en tanto Primavera no dé
flores
en la Europa doliente y
conturbada,
mientras cubra la púrpura
sangrienta
sus campos de esmeralda,
entonemos el himno de la
vida,
el himno de la vida y
esperanza,
resguardando las liras en el
hondo
corazón de la noche que tú
cantas.
Alberto Ghiraldo. En Entre los poetas míos… Alberto Ghiraldo.
Cuaderno de Poesía Crítica nº. 142. Biblioteca Omegalfa, 2020.
Imagen: Martín Malharro. El arado, 1901.