Mostrando entradas con la etiqueta Eduardo Marquina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Eduardo Marquina. Mostrar todas las entradas

domingo, 12 de abril de 2015

Balada de los golfos



Venid, yo tengo para vosotros

también un poco de corazón;

mientras, riendo, pasan los otros,

venid, yo tengo para vosotros

            una canción.


¡A ver!, mostradme los dientes blancos,

los ojos grandes, los pies deformes

y los harapos sobre los flancos.

¡A ver, mostradme los dientes blancos

            de lobos jóvenes.


¡Bravo! Dejadme que me convenza

de vuestros odios y vuestros crímenes;

habladme todos –no os de vergüenza–,

¡bravo!, dejadme que me convenza

            de que sois viles.


¡Pobres muchachos! Yo he de mostraros

el gran remedio de vuestras penas;

sagradamente quiero educaros.

¡Pobres muchachos! Yo he de mostraros

            vuestra riqueza.


¿Nadie os lo ha dicho? Bajo esas ropas

deshilachadas corre la sangre;

¡tended las manos a vuestras copas!

¿Nadie os lo ha dicho? Bajo esas ropas

            tenéis la carne.


¡La carne ubérrima, la carne viva!

Y, carne y sangre de vuestras entrañas,

cuando os desprecie la raza altiva,

gritadle: ¡Somos la carne viva

            que os amenza!


¡Y entrad en vuestra carne sangrienta

y oíd el ruido de vuestra sangre;

niños de larga faz macilenta,

entrad en vuestra carne sangrienta

            y haceos grandes!


¡Sed los esposos de las pasiones!

¡Y bajo el forro de vuestras venas

–gloria a los músculos y a los tendones–,

sed los esposos de las pasiones

contra las vírgenes de las ideas!


No creáis en nada, no aprendáis nada,

salvajes míos, niños feroces;

retad a todos con la mirada,

y, en todo nuevos, no aprendáis nada,

            mis lobos jóvenes.


Sed criminales y haceos fuertes,

mis pequeñuelos, mis redentores;

vais, como piedras, rodando inertes;

pero ya es tiempo de haceros fuertes

entre el ejército de las pasiones.


¡Yo mi esperanza pongo en vosotros,

los dominados del corazón,

y –triunfen unos o triunfen otros–

yo tendré siempre para vosotros

            una canción.





Eduardo Marquina. Publicado en El Porvenir del Obrero, núm. 81 (16 de noviembre de 1901).

Imagen: Lewis Wickes Hine. St. Louis, 1910.