miércoles, 30 de diciembre de 2015

Es la caspa



            A Oliverio Girondo


Es la caspa.

Su caspa.

La caspa madre,

la caspa inmemorial,

la caspa apelmazada en costras

de amarillas escamas y postemas de sangre,

la caspa seborreica de sagrados principios,

de valores eternos,

de gloriosos

destinos,

la caspa pertinaz, la caspa negra,

la sumarísima caspa

que agarrota vilmente la frescura,

que sepulta en cunetas las ideas,

y que siembra de cal

a la esperanza.

La caspa nacional,

la caspa grande,

la caspa una,

la purísima caspa inmaculada,

la caspa escapulario de fanfarria y peineta,

la caspa genuflexa, encharolada,

la sempiterna caspa chicha

de barbarie y vacío.

La caspa.

¡Sí! Es su caspa…

la caspa impenitente

que regresa del fondo cavernario

embozada de fiesta,

la caspa rediviva,

sin complejos,

con sus galas azules,

sus fatuos abalorios,

sus feroces blasones,

la caspa refractaria,

alucinada,

con su tufo a podrido,

con su ajuar de mortaja,

con su sebo de muerte.




Conrado Santamaría

Imagen: Ramón Masats. La actriz Jane Russell en España, 1960.

martes, 29 de diciembre de 2015

Los perros policía



2.


supongo que las palabras estarán de menos ahora que ponéis vuestras pollas sobre la mesa
no sé a qué se debe pero las nubes huelen a gasolina y tienen apariencia de bidón, es tocarme el bolsillo y recordar:
todavía tengo fósforos de la última acampada

la jauría pertenece al amo, él es quien adora el pan de oro de los policromados en el sótano de las iglesias. todo es amor por los manantiales de leche fresca, por las cuentas corrientes

los niños tienen alma de lápiz

es el que mete a los perros en las asambleas y en las reuniones de las comunidades de vecinos
el que escarba en el pecho del enfermo, el que hurga en su sonda

es el que hunde el habano prendido en el pezón de la madre, en el hijo belfo
el que derrama el alcohol de las botellas caras en el sexo de las parturientas

sus perros babean, olisquean la merienda, a menudo ladran y asustan a nuestros niños
sus perros ladran, olisquean a nuestros niños, a menudo babean y se orinan en los bastones de los ancianos
hombres pequeños o perros que comienzan a endentecer, que gruñen desafiantes mostrando los colmillos
deslizarán los dedos tras sus orejas y nos asombrará su calma

me pregunto: si mi casa la protege un delincuente uniformado: tu primo mi vecino, cualquiera que pueda velar por la seguridad de una familia, trato de convencerme, yo, aquél, que fue capaz de confiar su corazón a un depredador hoy que la incógnita ha enraizado en el jardín y me nacen lengüetazos en el pecho, que siento la piel reblandecerse
cuando asoman los dientes incisivos
de tu perro policía:



Gsús Bonilla. Comida para perros. Baile del Sol, 2014
.
Imagen: Elliott Erwitt.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Crónica de urgencia



La pesada masa solar de ayer y hoy

amenaza con no mover sus huestes de este lugar

hasta habernos hecho amigos. No será mucho.

Es fácil acostumbrarse a lo irremediable, y

es costumbre la amistad, ¿no?

Mientras, fascistas que son además incompetentes

y, lo que es peor, antipáticos, ésos

a los que ni Dios se acostumbra, siguen cubriendo

con sus culos pensantes cátedras de terciopelo marrón.

Nuestras ciudades demócratas, minadas

por túneles tatuados que velan el sueño

de los inmigrantes hasta el día siguiente

(si el tiempo y la Policía Nacional no lo impiden),

empujan a esas torres de cristal contentas

de haber logrado ellas solas los veinticinco años de paz

que se avecinan. Sus gritos de paz informe

llegan a todas partes; para eso están bien pagados

los honestos profesionales de los medios de comunicación

del mundo libre, que ya es todo el mundo, ¿no?

Tenemos nuevo enemigo y eso asegura el orden rugoso

por un tiempo indefinido. El rojo ha muerto,

viva el narcotraficante. ¡Cómo me duele hoy Colombia!

Ya digo, el sol no se mueve, pero es que nada se mueve.

Todo está bajo control. Sólo viajan

quienes vienen a dormir a nuestros túneles

desde ese mundo tercero, que ahora

sólo es el segundo, ¿no?



Ape Rotoma. 149 PCE. Canalla Ediciones, 2015.

Imagen: Elliott Erwitt. Roma, 1978.

domingo, 27 de diciembre de 2015

Clandestinos



Primero nos asignaron un sueldo

manchado de sudor y enfermedad

y la necesidad de tatuarnos en las manos

la oscura posesión de las cosas.


Después llamamos voluntad

a las vallas clavadas en la tierra,

trabajamos para los cartógrafos del dolor,

y delatamos, sin miramientos,

a exploradores que cavaban 

túneles en la sombra.


Nos acostumbraron al cautiverio.

Nos acostumbramos al cautiverio.


Un maquillaje torpe

enmascara

miradas que tiemblan.


Algunos respiran lento

para poder llamar a las cosas

por su nombre.


Dormimos de pie y por turnos,

nos sabemos presas,

intuimos que una vez fuimos

hermosos animales salvajes.





Rodrigo Garrido. En Voces del extremo. Poesía antidisturbios. Amargord, 2015.

Imagen: Andrzej Wróblewski. Ejecución con un chico, 1949.