Este ángel sostiene el mundo,
es balanza de la historia, equilibrio del mal.
Ojos cerrados, abierta llaga en el costado,
manos heridas, paño blanco, sexo insinuado,
la mano doblada, la espalda vencida.
El cuerpo enorme, inerte, descoyuntado.
Y el leve abrazo. En él descansa.
En su cara de ángel niña toda la piedad y el desconsuelo.
Si dejara de abrazarle, de rozar su pelo en la cabeza
inclinada del hombre muerto, este caería.
El paño azul, el ala del ángel,
nada sería vertical, ningún esfuerzo sostendría el dolor.
Este ángel tan pequeño sostiene el hombre muerto,
la mujer muerta, las niñas, los niños muertos.
Este es el ángel de la piedad descendida
para sostener el frágil equilibrio del mundo.
Hay olivos, la ciudad al fondo, un paisaje de calaveras.
Y la luz.
La luminosa piedad abrazando la ciudad de los hombres.
Así pintó Antonello de Messina el ángel que sostiene el muerto.
El ángel que llora sin lágrimas.
El ángel que sostiene el mundo.
Antonio Crespo Massieu. El dolor que amamos. Bartleby, 2022.
Imagen: Antonello de Messina. Cristo muerto sostenido por un ángel, c. 1475-76.