sábado, 24 de septiembre de 2016

PLÁTICAS CON MI VERDUGO



1

El ser humano

es falible, me confió el verdugo contristado.

Había necesitado trece hachazos

para decapitarme


2

Hacer política consiste

entre elegir entre lo malo y lo peor,

me ilustra mi verdugo. Luego me da tormento

hasta hacerme escupir la última gota

de pesimismo histórico.


3

Modernizarse implica

traicionar nuestra entera identidad

y nadie puede ahorrarse las manos sucias,

susurra mefistofélicamente mi verdugo.

Para bordar la faena añade a la traición

el entusiasmo por la traición

y se regodea chupándose las manos sucias.

Como gozan los niños hurgando en cieno.


4

La política es siempre un negocio sucio

masculla mi verdugo.

Los negocios sucios nunca dejan de ser política

replicaría yo si no me custodiase

esta ambigua mordaza.


5

Entre la realpolitik y el kindergarten no media

ni un cabello, me instruye con camaradería mi verdugo.

Para eso es catedrático de Utopismo Científico

con publicaciones en las revistas más importantes del ramo

y muchos congresos mundiales sobre sus anchas espaldas.


6

En ocasiones, para poder trabajar

y más si se trata de la gran empresa

tenemos que tragarnos los principios, remacha mi verdugo

sinceramente cariacontecido y sumergiéndome

la cabeza otra vez

en la bañera llena de excrementos.


7

Los puntos sobre las íes, afirma mi verdugo.

Los signos de interrogación, replico a duras penas

y me enjugo la sangre y el sudor y la mierda.


8

Todas las fuerzas productivas

son también fuerzas destructivas

indisociablemente. ¿Son también todas las fuerzas destructivas

fuerzas productivas indisociablemente?


9

La productividad del sadismo:

no sé si son sus palabras

o las mías. Pero hay que cortar por lo sano lo murmura

él inequívocamente.


10

El abofeteador aconseja:

Trabaja sobre tu ego

Si aprehendes a fondo

que el yo es una ilusión

el deseo se aplaca y el sufrimiento cesa.


Arrecian pullas y golpes.


11

Sólo un dios puede salvarnos todavía, retumba

desde los bosques la piedad de mi verdugo. Claro que su concepto

de salvación incluye cambiar de automóvil

por lo menos una vez cada dos años.


12

Pero cómo has podido pensar

que podrías morir

que te dejaría morir

Todo torturado es inmortal

y su verdugo sabe que lo sabe

y ambos saben que sobre ese principio último

reposa su vinculación indisoluble.


13

La sangre es muda, por eso

desborda el silencio y rompe los oídos.

Lo peor no son las circunstancias sino

acostumbrarse a ellas.




Jorge Riechmann. El corte bajo la piel, 1994. En Contra. Poesía ante la represión. Coordinadora Anti Represión Región de Murcia, 2016.

Imagen: Goya. Desastres de la guerra, 81, Fiero monstruo, 1810-1815.

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