jueves, 22 de noviembre de 2018

LOS BURÓCRATAS


Los burócratas nadan en un mar de aburrimiento tempestuoso.


Desde el horror de sus bostezos son los primeros asesinos de la ternura

terminan por enfermarse del hígado y mueren aferrados a los teléfonos

con los ojos amarillos fijos en el reloj.


Los burócratas tienen linda letra y se compran corbatas

sufren síncopes al comprobar que sus hijas se masturban

deben al sastre acaparan los bares

leen el Reader´s Digest y los poemas de amor de Neruda

asisten a la ópera italiana se persignan

firman los pliegos nítidos del anticomunismo

los hunde el adulterio se suicidan sin arrogancia

tienen fe en el deporte se avergüenzan

se avergüenzan a mares

de que su padre sea carpintero.





Roque Dalton. El turno del ofendido, 1962. En Antología. Visor, 2000.

Imagen: Orson Wells. El proceso, 1963.

4 comentarios:

  1. "...se avergüenzan a mares"...

    Y, sin embargo, ¿que sería de los mares sin carpinteros?...

    Salud!

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    1. Esa vergüenza de sus orígenes es otro paso en el camino de su alienación, de su cosificación, de su prescindibilidad. Sin vínculos, nos quieren, pero aguantamos. Salud!

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    2. "...su prescindibilidad", ahí le has dado. Pero la garrapata ha convencido al perro de lo contrario. Este es, en mi opinión, el mas grave y arraigado síndrome de Estocolmo que existe.
      La garrapata entronizada tras el inextricable entramado de leyes, normas, preceptos y reglamentos que conforman su fortaleza y nuestra mazmorra.

      Salud!... sin garrapatas.

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  2. Así es, los siete mil millones de jinetes del apocalipsis que tú bien dices que ahora cabalgan. Salud!

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