Nada más llegar, me pusieron a pelar patatas. Me hice un corte en el dedo y no había manera de frenar la hemorragia, pero no detuve la tarea. Gotas rojas sobre el fruto amarillento: así fue como los milicianos comulgaron con mi sangre.
En las noches de guardia, los azores me hablaban del amor, siempre cóncavo como los cráteres que dejan los obuses en las calles.
Me quitaba mis lentes de miope y veía la gracia del cielo entrando por la boca de las garitas.
Eran hombres rudos y a la vez sagrados. Todos limpiaban conmigo el campamento, recogíamos níscalos y celebrábamos las asambleas de la luna. Uno me hablaba de insectos, de la araña roja; otro de la forma de trabajar el cuero o la madera, aunque mis manos solo son hábiles en la vendimia.
Luego siguió la quemadura en el pie, la evacuación del frente y el derrumbe de mi cuerpo, pero nunca la tristeza.
José Antonio Llera. De pie sobre el hormiguero. Selección de poemas, 2009-2025. Ediciones del 4 de agosto, 2025.
Imagen: Simone Weil, miliciana.

"La revolución es una lucha contra todo aquello que obstaculiza la vida". Simon Weil
ResponderEliminarSalud!
No hay mejor definición, Juan. Salud y viva la revolución!!!
Eliminar"Esos hombres rudos y sagrados" (que no divinos, claro) ... que descripción tan bella y afinada. Tan plena de sentido. Si ella todavía rondara por ahí, habría que preguntarle: ¿Qué nos queda hoy, querida Simone, de esa humanidad?
ResponderEliminar"Malos tiempos para la lírica", sí. Pero nos quedan los aguerridos y nobles yemeníes, la tenaz resistencia palestina y cubana, la insurgencia africana, y un incipiente despertar general cada vez más difícil de acallar.
EliminarA pesar de su antibelicismo, sin duda hoy estaría también alistada en alguna insurgencia, precisamente para defender eso de humanidad que queda en el mundo. Salud, Joan y Juan!
ResponderEliminar"...y el derrumbe de mi cuerpo, pero nunca la tristeza". Esa voluntad en la inquebrantable gracia. Siempre más que una inspiración, siempre maravillosa. Gracias, poeta. Salud. Joana
ResponderEliminarPerseverar en nuestra alegría, esa es una de las formas de su derrota. Salud, Joana!
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