lunes, 23 de noviembre de 2015

El infinito a nueve bajo cero



Por alguna ladera, imposible de ver,

el romero o el tomillo aún podrían decir algo

y hasta el aleteo del gorrión sería audible.


Pero esta noche, el infinito es cero coma nueve

nueve nueve nueve nueve

nueve nueve nueve nueve… bajo cero.


Disparan, ¿quién dispara, quién

en este miércoles de pasión,

cae en la plaza Sintagma

y aquí mismo taja la cuerda de recados

y rompe los espejos?


¿Cómo se le echa el lazo

a este insaciable ovíparo que no cede?

El nudo. Pero, si era un jubilado enfermo

¡que parezca un accidente, un suicidio!

Eso ha dicho el hacedor del hambre

y las tinieblas y luego:

El FMI está profundamente triste.

¿Cómo estarlo tú?

¿Y quién crees que eres tú?

No hay preguntas.

Eso han dicho. No hay preguntas.

No es hora de preguntas. Lo sabemos.

Ya no es hora de preguntas.


¿Por qué la pregunta, Yanis Ritsos,

si nueve veces bajo cero, y

más abajo, más hondo, dentro de la corrompida

agua y el barro

se abren paso el trigo y las palabras

que suben las persianas

como si ya fuéramos a andar…?



María Ángeles Maeso. ¿Quién crees que eres yo? Huerga y Fierro, 2012

Imagen: John Kolesidis. Una mujer llora junto al sitio donde se suicidó un jubilado griego en la plaza Sintagma. Atenas, 2012.

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