lunes, 2 de mayo de 2016

EL ENEMIGO



Allá entre cada una de mis acciones

encuentro siempre al enemigo: el Yo,

el fascista de adentro,

el dragón o el erizo cuya boca insaciable

sólo pronuncia verbos:

quiero, devoro, dame, quítate, reverénciame.


Para su inmensa desgracia

el monstruo no está solo:

habita una mazmorra o una gota de agua

en donde otros feroces devastan todo,

corrompen todo,

al son de sus propios himnos individuales:

quiero, devoro, dame, quítate, reverénciame.


Como no les dan gusto se erizan, luchan.

En lanzas y misiles se transforman sus púas.

Y luego inventan las mejores causas,

los nombres más sonoros, las coartadas perfectas.


Y por eso la bestia nunca se sacia

y en todas partes sigue la matanza.




José Emilio Pacheco. Ciudad de la memoria, 1986-1989. En Los trabajos del mar. Poesía IV (1979 -1989). Visor, 2014.

Imagen: Alfred Kubin. El último rey, c. 1900-03.

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