martes, 26 de diciembre de 2017

Está echada la cuenta, la balanza



Está echada la cuenta, la balanza

registra el peso exacto,

y a las puertas los persas con sus armas

amagan. Ya no hay tiempo.

Oigo la crepitación de mi piel

como un calambre negro. Se derriten

los muros en las sombras

y exudan alcanfor, la angustia vieja

de la semilla estéril.

Han cosido mis párpados

con cáñamo y el grito se retuerce

en la garganta: ¡Tiempo,

ya no hay tiempo! Me tiro

de la cama y a tientas voy buscando

debajo de la mesa las cortezas

del queso enmohecido, mi mejilla

aún caliente del bofetón paterno,

el talento enterrado en las raíces

finísimas del miedo. Voy buscando

las manos amputadas, el cuchillo,

el vómito y la sangre:

la borra insacudible

de la culpa y sus nombres, los escombros

de todo y la viscosa

escoria de la desesperación. 


Pero no hay tiempo,

han llegado los persas y ardo con el silencio.






Conrado Santamaría. La noche ardida. Ruleta Rusa Ediciones, 2017.

Rembrandt. El festín de Baltasar, c. 1635-1638.

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