miércoles, 24 de junio de 2020

PINAR AMANECIDO


Viajero, tú nunca

te olvidarás si pisas estas tierras

del pino.

Cuánta salud, cuánto aire

limpio nos da. ¿No sientes

junto al pinar la cura,

el claro respirar del pulmón nuevo,

el fresco riego de la vida? Eso

es lo que importa. ¡Pino piñonero,

que llegue a la ciudad y sólo vea

la cercanía hermosa

del hombre! ¡Todos juntos,

pared contra pared, todos del brazo

por las calles

esperando las bodas

de corazón!

¡Que vea, vea el corro

de los niños, y oiga

la alegría!

¡Todos cogidos de la mano, todos

cogidos de la vida

en torno

de la humanidad del hombre!

Es solidaridad. Ah, tú, paloma

madre: mete el buen pico,

mete el buen grano hermoso

hasta el buche a tus crías.

Y ahora, viajero,

al cantar por segunda vez el gallo,

ve al pinar y allí espérame.

Bajo este coro eterno

de las doncellas de la amanecida,

de los fiesteros mozos del sol cárdeno,

tronco a tronco, hombre a hombre,

pinar, ciudad, cantemos:

que el amor nos ha unido

pino por pino, casa

por casa.

Nunca digamos la verdad en esta

sagrada hora del día.

Pobre de aquel que mire

y vea claro, vea

entrar a saco en el pinar la inmensa

justicia de la luz, esté en el sitio

que a la ciudad ha puesto la audaz horda

de las estrellas, la implacable hueste

del espacio.

Pobre de aquel que vea

que lo que une es la defensa, el miedo.

¡Un paso al frente el que ose

mirar la faz de la pureza, alzarle

la infantil falda casta

a la alegría!

Qué sutil añagaza, ruin chanchullo,

bien adobado cebo

de la apariencia.

¿Dónde el amor, dónde el valor, sí, dónde

la compañía? Viajero,

sigue cantando la amistad dichosa

en el pinar amaneciente. Nunca

creas esto que he dicho:

canta y canta. Tú, nunca

digas por estas tierras

que hay poco amor y mucho miedo siempre.




Claudio Rodríguez. Conjuros, 1958. En Poesía completa (1953-1991). Tusquets, 2004.

Imagen: Paul Cézanne. Le grand pine, 1887-89.

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