sábado, 15 de agosto de 2020

BERLÍN


Año tras año, cada domingo, hacia mediados de enero

la dialéctica de la espontaneidad se reúne en Berlín con Rosa Luxemburgo.

Acuden los líderes de los pantanos, cantan el himno de los arillos

en las orejas. Han venido los pájaros de Walter Benjamin

a ser definitivamente entendidos este domingo de mediados de enero.

Gloria a los escarnecidos, gloria a los elevados por las madres

que sostuvieron el sencillo universo de la lucha de clases.

Rosa Luxemburgo, vestida de negro y subida a un cajón de madera

habla con vehemencia al cordero y al lobo: No más créditos a la guerra,

no más hechicerías de patria al evangelio de los desesperados.

Año tras año, cada domingo, ángeles envejecidos caídos del infierno

custodian a los inválidos y a los niños de las negaciones.

Han echado arenques envenenados en el asilo, el orden reina en Berlín.

¿Queda abolida la pena de muerte?

Dicen que hay cadáveres que hablan más alto que las trompetas.

Y los patinadores recogen su cerebro despedazo por un culatazo.




Juan Carlos Mestre. La bicicleta del panadero. Calambur, 2012.

Imagen: Ludwig Meidner. Barrikadenkampf, 1912.

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