Al volverse transcendente, la poesía del periodo romántico rompió sus lazos con la esfera pública y se alejó cada vez más de ella, en un movimiento a la vez ascendente e interior. Con todo, fue también esa misma distancia del mundo público lo que le permitía actuar como crítica de él, y, de alguna manera, comprometerse con él. La imaginación se elevó muy por encima de la prosaica realidad, pero en poetas como Blake y Shelley todavía se la considera como una fuerza política transformadora. Podía sugerir nuevas y cautivadoras posibilidades de existencia social; o podía enfatizar el contraste entre sus propias energías sublimes y un orden social mecanicista y monótono. La poesía podía servir de modelo a un tipo de creatividad humana que, junto con las relaciones «orgánicas» en vez de las instrumentales, eran cada vez menos frecuentes en el conjunto de la sociedad industrial.
Terry Eagleton. Cómo leer un poema. Traducción: Mario Jurado. Akal, 2010.
Imagen: L. S. Lowry. Industrial Landscape, 1944.
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