lunes, 30 de diciembre de 2024

[En la vida diaria realizamos ...]


 

En la vida diaria realizamos un intercambio constante con la inmensa serie de apariencias que nos rodean: a veces son muy conocidas; a veces son inesperadas y nuevas, pero siempre nos confirman en nuestras vidas. Y, aunque sean inquietantes, no dejan de hacerlo: la visión de una casa en llamas, por ejemplo, o la de un hombre acercándose a nosotros con un cuchillo entre los dientes, no deja de recordarnos (perentoriamente) nuestra vida y su importancia. Lo que vemos habitualmente nos confirma.

Pero puede suceder que, de pronto, inesperadamente, y con mucha frecuencia en la media luz de las miradas furtivas, columbremos otro orden visible que se cruza con el nuestro y no tiene que ver con él.

La velocidad de una película de cine es de veinticinco fotogramas por segundo. Dios sabe cuántos fotogramas se suceden en nuestra percepción diaria. Pero es como si, en los breves momentos de los que hablo, de pronto, para nuestro desconcierto, fuéramos capaces de ver entre dos fotogramas y nos topáramos con algo que no estaba destinado a nosotros. Puede que estuviera destinado a las aves nocturnas, a las anguilas, a las ballenas…

El orden visible al que estamos acostumbrados no es el único: coexiste con otros.

 

John Berger. Abrir la cancela, 2001. En Por qué miramos a los animales. Traducción: Pilar Vázquez y Abraham Gragera. Alfaguara, 2023.

Imagen: Pentti Sammallahti. Ristisaari, Finlandia, 1974.

2 comentarios:

  1. Se me ocurre pensar que ya no sólo es coexistencia, sino condición. Esto es, la condición, incluso lo propiamente nuclear, de lo visible, es lo no visible. Y no porque haya algo invisible, sino porque, habiéndolo, no hay nada. Sin embargo, es una nada constituyente.

    La poesía, como el funambulista sin red, pone voz a ese no hay. Esa es, la arriesgada tarea que, a veces, emprende.

    Salud y suerte!

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    1. Dar voz a lo que no hay y también dar voz a lo que hay y ha sido fagocitado. Y más que de suerte, Joan, como diría el propio Berger, es cuestión de una técnica misteriosa y cierto tipo de amor. Salud y a por ello!

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