martes, 31 de diciembre de 2024

SALIDA Y ENTRADA DEL AÑO


 

El último día del año

no es el último día del tiempo.

Otros días vendrán

y nuevos muslos y vientres te comunicarán el calor de la vida.

Besarás bocas, romperás papeles,

harás viajes y tantas celebraciones

de cumpleaños, graduación, promoción, gloria, dulce muerte con sinfonía y coral,

que el tiempo quedará henchido y no oirás el clamor,

los irreparables aullidos

del lobo, en la soledad.

 

El último día del tiempo

no es el último día de todo.

Queda siempre un fleco de vida

donde se sientan dos hombres.

Un hombre y su contrario,

una mujer y su pie,

un cuerpo y su memoria,

un ojo y su brillo,

una voz y su eco,

y quién sabe si hasta Dios…

 

Recibe con sencillez este presente del azar.

Mereciste vivir un año más.

Desearías vivir siempre y apurar las heces de los siglos.

Tu padre murió, tu abuelo también.

En ti mismo muchas cosas ya expiraron, otras escudriñan la muerte,

pero estás vivo, todavía estás vivo

y con un vaso en la mano

esperas amanecer.

 

El recurso de embriagarse.

El recurso del baile y del grito,

el recurso de la bola de colores,

el recurso de Kant y de la poesía,

todos ellos… y ninguno resuelve.

 

Surge la mañana de un nuevo año.

 

Las cosas están limpias, ordenadas.

El cuerpo gastado se renueva en espuma.

Todos los sentidos alerta funcionan.

La boca está comiendo vida.

La boca está atiborrada de vida.

La vida chorrea de la boca,

mancha las manos, la calzada.

La vida es gorda, aceitosa, mortal, subrepticia.

 

 

PASSAGEM DO ANO

 

O último dia do ano

não é o último dia do tempo.

Outros dias virão

e novas coxas e ventres te comunicarão o calor da vida.

Beijarás bocas, rasgarás papéis,

farás viagens e tantas celebrações

de aniversário, formatura, promoção, glória, doce morte com sinfonia e coral,

que o tempo ficará repleto e não ouviras o clamor,

os irreparáveis uivos

do lobo, na solidão.

 

O último dia do tempo

não é o último dia de tudo.

Fica sempre uma franja de vida

onde se sentam dois homens.

Um homem e seu contrário,

uma mulher e seu pé,

um corpo e sua memória,

um olho e seu brilho,

uma voz e seu eco,

e quem sabe até se Deus...

 

Recebe com simplicidade este presente do acaso.

Mereceste viver mais um ano.

Desejarias viver sempre e esgotar a borra dos séculos.

Teu pai morreu, teu avô também.

Em ti mesmo muita coisa já expirou, outras espreitam a morte,

mas estás vivo. Ainda uma vez estás vivo,

e de copo na mão

esperas amanhecer.

 

O recurso de se embriagar.

O recurso da dança e do grito,

o recurso da bola colorida,

o recurso de Kant e da poesia,

todos eles... e nenhum resolve.

 

Surge a manhã de um novo ano.

 

As coisas estão limpas, ordenadas.

O corpo gasto renova-se em espuma.

Todos os sentidos alerta funcionam.

A boca está comendo vida.

A boca está entupida de vida.

A vida escorre da boca,

lambuza as mãos, a calçada.

A vida é gorda, oleosa, mortal, sub-reptícia.

 

 

Carlos Drummond de Andrade. A rosa do Povo, 1945. Traducción: Conrado Santamaría.

Imagen: Ros Ribas/Teatro Abadía. Final de partida, Samuel Beckett.

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