jueves, 26 de enero de 2017

Infalibles, inmóviles, parlantes



Cien veces estuvieron a un paso

de persuadirme en su miseria.

Quédate –susurraban–, si delinques

te aplastará la soledad;

cuando tu juventud sea consumida

sólo tendrás las esquinas del mundo

y la noche con ratas y pobreza;

mas si te quedas serás agasajado

y nadie sufrirá por tu causa.

Quédate aquí. La ley cobija.


(Hablan bien estos miserables.)


Por entre la infección de sus salivas

cien veces mi vida y mi fiebre

y mi corazón emergieron

comiendo pan de rabia y de orgullo

y pronunciando un no espantoso.


Tal vez sea inmortal.





Félix Grande. Las rubáiyátas de Horacio Martín. Lumen, 1978.

Imagen: Roger Ballen. Selma Blair and Rat, 2005.

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