martes, 14 de noviembre de 2023

Quema


 

El fascista destruye libros.

El fascista destruye libros porque son libros.

El fascista destruye libros porque dicen cosas.

El fascista sabe que todos los libros son peligrosos, incluso los infantiles, sobre todo los infantiles.

El fascista destruye libros por si acaso.

 

El fascista sabe la manera más eficiente de destruir libros. Coge un libro y lo tira al suelo y echa encima otro libro y encima otro y hace un montón con ellos. Luego prende fuego al montón.

Y cuando la hoguera llega a la altura del primer piso salta y grita y dispara al aire y alza el brazo derecho con la mano recta y saluda. Después celebra su hazaña con sus compañeros de uniforme hasta que todos caen borrachos.

O cuando la hoguera alcanza el cielo se arrodilla y junta las manos y reza y después se retira a su templo con sus compañeros de uniforme y sigue conspirando.

O cuando la hoguera asfixia las escuelas y las bibliotecas acude a su escaño y vota y se aplaude y se reúne luego con sus compañeros de uniforme para celebrar la mayoría.

Invaden las casas y las calles

y la gente se esconde y se aparta a su paso.

La gente sabe

que ya no quedan libros por quemar.

 

 

Isabel Rivas Etxaniz. A ras de suelo. Zerokotan, 2021.

Imagen: Quema de libros en el patio de la Universidad Central de Madrid, en la calle San Bernardo. Año 1939.

2 comentarios:

  1. La bestia sionista ha ido más lejos: abrasa directamente al infantil lector.

    Salud!

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  2. Es el paso consecuente de la irracionalidad, cuando "ya no quedan libros por quemar", se quema a quienes los escriben y a quienes los pueden leer. Solo queda denunciar y enfrentarse a la bestia. Salud!

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