primera pregunta
“¿En qué lugar de Lima, la dorada,
vivían los que la construyeron?”
(Bertolt Brecht)
segunda pregunta
¿Por qué será que todavía existen
infelices que nos hablan de una Lima
señorial, antigua, colonial y bella?
¿Por qué quedan todavía desgraciados
que anhelan sin cesar la ciudad de los Reyes,
las tapadas, los balcones, la alameda,
si de eso sólo queda un basural de hambre,
de miseria y de mentira?
Ciudad de los Reyes
de la explotación y el hambre,
tres veces coronada por la sumisión,
ciudad triste, hambrienta, mísera
por todos lados,
salvo pequeños rinconcitos
donde se canta “la flor de la canela”
“viva el Perú y sereno” y se bebe whisky
con hielo y cocacolas.
Javier Heraud. En Entre los poetas míos… Javier Heraud. Colección Antológica de Poesía Social, vol. 126. Biblioteca Omegalfa, 2018.
Imagen: EFE. Protestas contra Dina Boluarte, Perú, 2023.
÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷
ResponderEliminar(El único poema popular árabe que -dicen- se conserva, compuesto durante el asedio al reino de Granada. Un poema precioso que menciona a la gente común)
÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷
(...) Ciudad triste, hambrienta, mísera
por todos lados,
salvo pequeños rinconcitos
donde se canta «la flor de la canela» (...)
Javier Heraud
Con sus rayos el amor
aún inflama nuestros pechos;
mas ¿dónde están las amigas
y los dulces compañeros?
¿Cómo pasaron las fiestas
alegres en otro tiempo?
Los convites y manjares
¿Cómo se desvanecieron?
¿Dónde están los ricos guisos,
condimentados con queso,
que el corazón nos robaban
en la mesa apareciendo?
¿Dónde los tarros, de leche
deliciosísima llenos,
preparada con almíbar
y arroz esponjoso y tierno?
¿Do la carne que, pendiente
del hogar en un caldero,
en las brasas se cocía
con moscatel del añejo?
¿Do del añafil alegre
los melodiosos acentos,
que competían acordes
con el laúd y el pandero?
Allí cantábanse en coro
tales tonadas y versos,
que a Mabid y que a Zirjab
envidia dieran y celos.
La rienda allí se soltaba
a las burlas y a los juegos;
y rompía los cerrojos
de toda puerta el deseo.
Idos, allí se decía
a los censores severos,
si no queréis que a jirones
el vestido os arranquemos.
Sin escándalos rompía
allí cada cual el freno;
nadie censurarle osaba,
nadie vigilar sus hechos.
Exprimido de las uvas
el deleite andaba suelto,
entre la verde enramada
y entre las flores del huerto.
Alzaban allí las copas
los árboles hasta el cielo,
cual grupo de amigos fieles
y camaradas discretos.
Cuando en sus tallos lozanos
las flores se iban abriendo,
de su beldad y su gracia
se maravillaban ellos.
Eran esposas las flores,
que en aquel hermoso tiempo
de primavera venían
a celebrar su himeneo.
Y cuando la nueva fruta
los árboles daban luego,
miel el paladar gustaba,
rubíes los ojos viendo.
¡Ay! todas estas delicias
como relámpago huyeron.
Ya no las gozan los grandes;
¿qué han de esperar los pequeños?
¿Cómo vencer el destino
y derogar sus decretos?
En balde el bien que nos roba
que nos devuelva queremos.
Anónimo
Gracias, Chiloé, por esta maravilla que no conocía. El tópico del Ubi sunt? me ha recordado las coplas de Manrique. Salud!
Eliminar"Alzaban allí las copas
ResponderEliminarlos árboles hasta el cielo,
cual grupo de amigos fieles
y camaradas discretos."
Gracias, a Chiloé y Conrado, camaradas discretos.
Salud!
Pues brindemos y alegrémosnos mientras haya tiempo y razones. Salud, Loam y Chiloé!
Eliminar