lo que han los ojos
mal visto del bien
los dedos dejado
del bien escapar
apriétalos bien
los dedos los ojos
el bien deviene
en mejor
ce qu’ont les yeux
mal vu de bien
les doigts laissé
de bien filer
serre-les bien
les doigts les yeux
le bien revient
en mieux
Samuel Beckett. Mirlitonnades / Letanías 1976-1978. En Obra poética completa. Hiperión, 2002. Traducción: Jenaro Talens. Traducción de este poema: Conrado Santamaría.
Imagen: Samuel Beckett y
Alan Schneider. Film, 1965.
Que bien trazado (y con finura traducido) este poema. Y ¿qué ocurriría, Conrado, en el caso de unos ojos que no vieran -ni bien, ni mal- no porque aspirasen a no ver, sino porque no quisieran ser vistos?
ResponderEliminarMucha, variada y complicada es la casuística de lo ocular, Joan. Ojos que ven (bien o mal) sin ser vistos, ojos vistos que no ven ni bien ni mal, ojos que no ven lo que ven, ojos que no ven y sienten, ojos que ven lo que no ven, etc., etc. Los ojos que aspiran a no ser vistos (pienso en el panóptico) generalmente lo que ven es su propia construcción en lo visto, pues lo visto se comporta según los deseos de esos ojos presentidos. Es decir, que esos ojos siempre ven mal. Dos sentencias me han venido a la memoria a raíz de tu comentario: la de Machado “El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas, / es ojo porque te ve.” Y la que el propio Beckett pone como epígrafe de su obra “Film”: “esse est percipi”, que creo era de algún empirista inglés. Si aspiras a no ser visto, aspiras a la inexistencia. Salud!
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