miércoles, 19 de febrero de 2014

Canciones y soliloquios (111)



   Cuando veas al hombre de banca

   dinámico y grave

   que en la ranura de su coche

   introduce la llave,

mientras habla con un cliente

importante,

   y con mano segura

   agarra el volante,

verás, si te fijas, en el cristal

   la cara del que sabe.


   En la escuela, al salir de recreo

   al patio empujándose,

   si ves a uno que lo llaman

   el Capacobardes

   que le escupe en la oreja al tonto

de la clase

   y se planta aguardando

que el otro se arranque,

helados de vidrio verás allí

   los ojos del que sabe.


   O si ves por la turbia ventana

   de frente a su amante

      a la querida que, ya seca,

se aferra al cadáver

      de su amor, y a cuchillo dice

   «Como escapes,

   te lo juro, aquí mismo

   me siego el gaznate»,

grabado verás en la blanca piel

   el signo del que sabe.


   En la foto del jefe de estado

   que fija el instante

      en que él, sentado ante un decreto

   de muerte de alguien,

      en penoso deber la pluma

   de oro blande,

   cuando firme la firma

   de un trazo la trace,

trazada en su frente la puedes ver

   la marca del que sabe.


   O si no, en el neón del espejo

   del bar de 'My darling'

      si ves al chulo que a su rubia

      le dice, fumándole

      de nariz, «Que nanay, nenita,

   que tu padre,

   y cuidao con el rímel,

   que no se te empaste»,

posada en sus párpados la verás

   la fuerza del que sabe.


   Y si asomas, en fin, al estudio

   de altos cristales

      donde el cerebro de la empresa

   dibuja los planes

      de la ruta futura, y corre

   recto el lápiz

   y a derecho y a regla

   los borra los árboles,

guiada verás de la pura ley

   la mano del que sabe.


   Todos tienen su idea: son ellos

   los reyes del aire.

   Y si tú ves que, cuando a todos

   los cierre en la cárcel

   de los versos y que la música

   ya se apague,

   yo me quedo a las nubes

   mirando distante,

recuérdame y dime «La veo ahí

   la cara del que sabe».



Agustín García Calvo. Canciones y soliloquios. Lucina, 1982.

Imagen: Elliott Erwitt. Estados Unidos, 1962.

No hay comentarios:

Publicar un comentario