lunes, 30 de noviembre de 2020

DINERO


¿Venderé mis palabras hoy que carezco de

utilidad, de ingresos, hoy que nadie me fía?

Necesito dinero para el amor, pobreza

para amar. Y el precio de un recuerdo, la subasta

de un vicio, el inventario de un deseo,

dan valor, no virtud, a mis necesidades,

amplio vocabulario a mis torpezas,

licencia a mi caliza

soledad. Porque el dinero, a veces, es el propio

sueño, es la misma

vida. Y su triunfo, su monopolio, da fervor,

cambio, imaginación, quita vejez y abre

ceños y multiplica los amigos,

y alza faldas y es miel

cristalizando luz, calor. No plaga, lepra

como hoy; alegría,

no frivolidad; ley,

no impunidad. ¿Voy a vender, entonces,

estas palabras? Rico de tanta pérdida,

sin maniobras, sin bolsa, aun sin tentación

y aun sin ruina dorada, ¿a qué la madriguera

de estas palabras que si dan aliento

no dan dinero? ¿Prometen pan o armas?

¿O bien, como un balance mal urdido,

intentan ordenar un tiempo de carestía,

dar sentido a una vida: propiedad o desahucio?

 

 

Claudio Rodríguez. Alianza y Condena, 1965. En Poesía completa (1953 - 1991). Tusquets, 2001.

Imagen: Béla Tarr. Sátántangó, 1994.

 

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