domingo, 29 de noviembre de 2020

LA CAMISA DE LA SERPIENTE


–Ningún     cuento     popular     comenzó

jamás así: érase una vez un presidente…

    NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA

 

vi la camisa de la serpiente fuera de su cuerpo, una pincelada de cianuro que hacía más pálida la cuadrícula de las urbanizaciones. el fabricante patriótico había evolucionado de urraca hacia cuco, asuntos de regularidad con que la primavera se enfrenta al enemigo. vi al hombre peinado convertido en coleccionista de gangas: portaviones, dardos contra la vía láctea, diccionarios de inglés. el bien y el mal poco importan a este lado de ti, boca preferida por el defecto, parlamento sembrado por un discurso de élitros. podemos, claro que podemos dormirnos como el cuervo en la higuera de la sacristía, echar una ojeada al depósito de cadáveres de los periódicos, mortificarnos con las debilidades de la democracia. podemos cambiar de cuadriga, una mejora en el trabajo, cuatro cajas de leche, dos barbacoas los días festivos. vi las cuarenta monedas a caballo por el aliento de la penitencia, muchachos condecorados con una guirnalda de mejillones. los ciudadanos en el trastero de los contadores del gas, bobadas que no pueden evitarse. y tú, a quien llamaré inhibición como una chica que se coloca la raya de las medias en la fila del cine. lo que observo son expediciones sentimentales a la cautividad. a buen seguro era mi país. imagino que tengo derecho a decir qué lástima, presidente, estos tiempos de guerra.

 

Juan Carlos Mestre. La casa roja. Calambur, 2008

Imagen: Wolfgang Mattheuer. Der übermütige Sisyphos und die Seinen, 1976.

 

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