Pero después vinieron los de siempre
Barrocos pensadores a sueldo
Complejudos varones practicantes de felicidad a jornal
Cerrojazos dramáticos de víspera
Y europamos de tristeza
¿Y la libertad?
¿Dónde está la libertad?
La libertad y el hombre descansan debajo de una espiga
Y la terquedad de las paredes encuaderna tanta bestia
¡Calladle al corazón este tremendo golpe humano!
¡Evitad de una vez para siempre con este impulso de comunión de los hombres!
¡Huid de este húmedo papel!
¡Dejad que el trigo crezca en las fronteras!
Nati –natibel– belnamita –nornamita–
Por tus sombras hacia el norte del vietnam
¡Calladle al corazón este tremendo golpe humano!
¡Huid de este húmedo papel!
Entonces desenterramos a los héroes
Les llenamos las manos de protestas inútiles
Y cubrimos de negrura el paisaje
Muertes lentas
El regreso de una batalla perdida
Me cortaron el sueño
Un rumor de agonías entraba por mi ventana
Una procesión de derrotas pasaba
Lentamente
Dejando una estela de lágrimas pesadas
Un niño me pregunta por el norte del vietnam
¡Un niño me pregunta por el norte del vietnam!
Se escaparon varios niños del pulso de sus madres
Les molestaban las costumbres del hogar
Las viejas ponían sillas para el cansancio por las puertas
Organizaban un rosario de retaguardia
Y dios estaba entre los hombres
Entre los hombres sin paso jugando a nada como siempre
Era el regreso de una batalla perdida
Nati –natibel– belnamita –nornamita–
Por tus sombras hacia el norte del vietnam
¡Calladle al corazón este tremendo golpe humano!
¡Evitad de una vez para siempre con este impulso de comunión de los hombres!
¡Cortadle al camino la línea de conducta!
¡Dejad de nuestro pulso el pulso de dios en la cuneta!
Demasiadas oraciones de súplica
Demasiados pendones de tortura
Y al hombre le fluye a cada paso su cobarde y mezquina inteligencia
Nati –natibel– belnamita –nornamita–
¡Por tus sombras hacia el norte del vietnam!
He venido a verme
Estoy sudando
He dado mi mano a un enfermo
Nunca pude tocar la tierra donde viven mis amigos muertos
La muerte me ha besado impunemente
Los muertos prolongan mis facciones
Los muertos me tiran de los brazos
Los muertos me empujan por la espalda
¡Quiero salir de aquí! –¡quiero salir de aquí!–
El mar devolvía el resto de los que faltaban
Y entregaba amaneceres de primaveras muertas
Había mucha pena –es cierto–
Pero yo estaba entre los árboles cuando habían partido los otros
Aquí están los derribos de una generación
Los restos de los héroes
Los zapatos tristes de un cadáver anónimo
Aquí hay una mancha de tinta de expediente
Aquí está el rostro de una muchacha golpeada
Toco las inmensidades de los pobres y transpiro el hedor de sus enfermedades
Esta pared está invadida de mis manos
¡Quiero salir de aquí! –¡quiero salir de aquí!–
Sé bueno hijo mío
Besa la boca al caballo
El burro está desprestigiado
Estamos abiertos ante el asco más profundo
Me estoy revolviendo en un cubo de basura
Y el hombre cónclave del mundo
En este ambiente deslucido
Vive entre la copro y la lumacha
Y yo busco en la paramez manchega los elementos portátiles del hombre
La dignidad desalojada de sus domicilios
Los últimos residuos revolucionarios del sur de europa
Caramba señora
La mancha negra de la familia de occidente.
Carlos Oroza. Évame. Editorial Elvira, 2015.
Imagen: Juliette Bates
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