Muchas veces la nieve
sorprende antes de tiempo,
cuando todavía los árboles
no han perdido sus hojas
y alzan sus ramas
ante el frío cuchillo
protegiendo las copas
frente al viento implacable.
Mas no queda esperanza,
todo sigue su curso.
El aire ha enmudecido,
no se escuchan sus gritos
ni la risa en el parque.
Solo un sordo vacío
envuelve el viejo banco
que espera su regreso.
Pero nadie vendrá
a dibujar sus huellas
sobre la alfombra helada.
¿Dónde irás tú ahora
que todo está en silencio?
Has pasado la mitad de la vida
intentando acostumbrarte a sus voces,
la otra mitad te queda
para aceptar su ausencia.
Amalia García Fuertes. En Haciendo, haciendo. Once maneras de mirar de frente. El Perdigón, 2017.
Imagen: Marc Chagall. Violinist on a Bench, 1920.
Formidable.
ResponderEliminarChiloé.
Hondamente formidable, Chiloé. Hace temblar. Salud!
EliminarEl frío de las ausencias, así se siente. Un abrazo, Amalia y Conrado.
ResponderEliminarO el frío de las presencias invisibles que perduran. Otro abrazo, salud!
EliminarLa blanca pureza del frío silencio.
ResponderEliminarTemprano entramado en los gigantes quietos.
No llores por el pasado.
Somos el niveo heraldo que garantiza
Un regresar del ruidoso canto de plateados arroyos.
Aguas de una nueva feliz primavera.
Agustín Merino
http://elblogdesoraustringiliana.blogspot.com/2025/05/todavia-no-somos-piedras-de-amalia.html
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Sor Austringiliana, por tan hermosa y emocionante crónica de la jornada de ayer. El diálogo de los poemas, fantástico. Da las gracias también a Agustín. Y un abrazo muy grande para María Ángeles. Salud y poesía!!!
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