miércoles, 3 de enero de 2024

[No puedo describirlo como una]


 

No puedo describirlo como una

caída. Fue

quedar abandonados

en mullidos canapés

junto al fuego de

múltiples usos

mientras seguíamos el vestigio

de un enjambre de zánganos.

Aceptamos los platos

asombrosos

que otros rechazaron. Las migas

nos interrogan.

Se deslizó por las paredes de la casa

una túnica drapeada y sucia. Hemos instituido

nuestro dolmen. La inmovilidad

se rompe

con una apresurada

caminata por el pasillo estrecho

hasta la ventana por la que vemos

cómo los demás

corren.

 

 

Marcelo Valenti. Después de la orgía, el canibalismo, 2014.

Imagen: Michael Ackerman

4 comentarios:

  1. Mirar desde la ventana supone, al mismo tiempo, ser mirado desde la protección del cristal: despliegue de seducción sin riesgo al vínculo que toda mirada pone en juego. "Las migas nos interrogan": salir a la calle, convertir las migas en semilla.


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    1. Salir del dolmen que nos construimos según los planos levantados por zánganos, sacudirse del canapé junto al fuego, dar respuestas honestas a las migas interrogadoras, unirse a los que corren, hacia dónde no sé, nuestra meta es salir de aquí. Salud, Joan!

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  2. Y todo eso me recuerda unos de versos de Pedro Salinas en "La voz a ti debida":

    "De tanto y tanto viaje
    nunca esperes que te traiga
    más mundos, más primaveras
    que esas que tú defiendes
    contra mi. El ir y venir
    a los siglos, a las minas,
    a los sueños, es inútil.
    De ti salgo siempre, siempre
    tengo que volver a ti."

    Salut, Conrado !

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