Y sin terminar de pasar la comitiva regia
todos los muertos de la catástrofe
-como no podía ser de otra manera-
se levantaron a una y preestablecidos
vitorearon:
¡Viva el rey!
Los corresponsales tomaban atenta nota
y abrazaban entre lágrimas a los cortesanos.
Conrado Santamaría. Tanteos.
Imagen: Gerhard Richter. Abstraktees Bild, 1999.
Das en la clave. Visto lo visto, aquí y en los USA hasta los muertos (los muertos de hambre en muchos casos) vitorean. Eso sí, no estaría mal otro poema acerca de la "solidaridad" desatada por el pueblo llano y curvo.
ResponderEliminarQué sería de nosotros aquí abajo sin la solidaridad? La mejor defensa que nos queda, Fackel. Salud!
EliminarDe la otra solidaridad llana y curva ya hablaremos luego. Salud de nuevo!
EliminarEfectivamente, hay muertos que deben ser (a)callados, para evitar que trasieguen entre los vivos: son los muertos (pre)establecidos, los condenados al desfile y al vítor. Luego, están los muertos a los que el tanteo da voz y (des)orden, sin lamentos, ni resentimiento: son los que hay que escuchar con atención y respeto.
ResponderEliminarSalud y palabra feliz !
Dígote, Joan, (como le dicen al Lazarillo) que tienes en el comentar la mayor gracia y que pones envidia en todos cuantos te leyeren. Salud y acierto!
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