sábado, 9 de noviembre de 2024

TAMBIÉN YO HABITO AHORA EL ESPACIO DE LOS BÁRBAROS


 

Quemo la comida con la madera de los muebles

y grito palabras terribles por las rendijas de la celda.

Pretendo domar el recuerdo de la intemperie,

asesinar a las negras mariposas del presagio,

reconducir el arroyo de los desagües,

sangrar al drago, tatuarme el alma.

Bárbaramente consumo amargos brebajes,

desperdicio los segundos sin oficio ni beneficio,

recorro a brincos las tapias del edificio en ruinas:

la catedral del silencio.

En las lindes de los bárbaros adoramos al fuego.

Quemamos. Todo lo quemamos.

Cauterizamos las heridas del corazón

con puras brasas y luego

ya no sentimos los arañazos del hambre.

Los bárbaros, mamá,

chupamos limones bien ácidos

después de los incendios.

En el rumor de la noche

cada una de las barbaridades

suena a estridulación

de negros ángeles escapados

de los grafitis de calles grisáceas.

Estoy con ellos, con los bárbaros,

para quemar los restos del día,

los restos de un dolor antiguo

creciente de cenizas.

 

 

Marina Aoiz Monreal. En Poesía y Resonancia. Voces del Extremo. Antología 2024. AA. VV. La Tortuga Búlgara, 2024.

Imagen: Odd Nerdrum

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