Un hombre de carne es un hombre de sueño
la verdad no se parte
Octavio Paz
Si osas conocer el mundo:
crecerá en tu viña la confianza,
conseguirá verter el miedo,
caerá el dolor desvanecido.
Pero conocer no es suficiente,
se ha muerto de voluntad el viejo siglo;
Nietszche lanzó el reto al superhombre.
Y ser sabio ahora, es un deber inútil.
Amanece mustio el libro de cuentas,
no puede cuadrar en su recuento
de las horas. Embusteras,
sometieron sus minutos a un tiempo
que vivió en tierra de nadie.
Voraces, ostentan un poder incapaz
de regentar; son de niebla.
La mitad del mundo muere de hambre,
de tristeza. O tragado por la ola, sin luz.
Apenas se ajustan los números
a su imperioso afán,
apenas sabe nadie cómo descifrar
lo imposible y volverlo digno.
Si existiera acaso el cromosoma
que hiciera cuadrar razones…
cuando la tarde camina ávida
de unas manos y busca ser saciada.
Si es preciso olvidar el dolor opaco
que descose y que instala impune
en un respirar radioactivo.
Cuando en el día a día el vacío bronco
hace estragos hasta quebrar
los huesos y los minutos
son pústulas que hablan con su lenguaje
de quemazón.
No existe palabra que calme, ni juez,
ni político, ni siquiera amante,
que te ayude a olvidar.
Porque la bestia hambrienta te ha engullido.
Y acabas por perder la confianza.
Que no te cuenten que mañana, tal vez,
será mejor que ayer.
No salen las cuentas de la vida,
no cuadran los números, no encajan.
Teresa Ramos. En Voces del Extremo. Poesía y economía. Coord.: Ángela Orihuela Martín. Amargord, 2021.
Imagen: Ersilia Leonini. Tic tac, tic tac, 2018.
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