Podríamos aceptar de una vez
que estamos muertos
pero nuestras huellas en el paisaje
nunca os mentirían
queríamos ser flor
brizna cáscara de cereal
un tallo quebradizo
liquen o corteza
pero quien tiró los dados allá arriba
hizo devotos nuestros cuerpos
de la producción y del trabajo
quedarán nuestras cenizas
en los lugares que ahora
designáis como zonas de sacrificio
pero nuestros mundos se solapan
y hoy preferimos elegir nosotros
la primera historia
nos cosieron
en el corazón de un hombre que peca
de esos remiendos y tajos
podrán enhebrarse
–os decimos–
otros mapas del afecto
María Sánchez. Fuego la sed. La Bella Varsovia, 2024.
Imagen: Giovanni Segantini. The Punishment of Lust, 1891.
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