¿Cómo dejar de admirar la prodigalidad y la perfección con que la mayoría de nuestros poetas logra el prestigio de realizar el vacío absoluto?
Oliverio Girondo. Membretes, 1932. En Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Calcomanías y otros poemas. Edición de Trinidad Barrera. Visor, 2001.
Imagen: Gilbert Garcin
Grande, Girondo.
ResponderEliminarChiloé
Un fenómeno, en sí y para sí. Salud!
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