Yo nací atada a un árbol con almendras,
un tronco duro que había que limpiar en el invierno.
Flores blancas perfumaron
el hueco donde a veces me escondía
hundida hasta los ojos.
Del mar solo recuerdo el hambre,
una hilera de sillas mirando el horizonte,
castillos destrozados,
juguetes rotos.
Yo nací con frío en los molares,
sin tiempo de jugar a las muñecas,
con el miedo disuelto en leche de papilla.
Una vez fui sola al cementerio
a regar las flores de mi tumba.
María García Zambrano. En Voces del Extremo. Poesía y raíces. Amargord, 2016.
Imagen: Paulo Nozolino
Impresionante activismo revolucionario el de los árboles de hoja caduca, que cuando más frío hace ellos van y se desnudan.
ResponderEliminarChiloé
Me has hecho reír, Chiloé, y tienes mucha, mucha razón. Salud!
Eliminar