Como hambre y bebo sed con todos
los condenados a escarbar la nada
Ángel Guinda
A mi abuelo Juan
“Comoquiera” era el nombre
del perro de mi abuelo,
allá por los años cuarenta.
“Comoquiera” era también el modus vivendi
en la postguerra:
la lucha por la supervivencia,
la cartilla de racionamiento
y el café de chicoria.
“Comoquiera” es saber que hoy estás vivo
mientras tratas de olvidar
el ayer de lunas rotas
y muñecas mutiladas,
“comoquiera” es la derrota y la pérdida,
los ojos resecos y la piel cuarteada.
“Comoquiera” es el nombre de
millones de rostros anónimos
que cruzan mares
y atraviesan fronteras,
en busca de dignidad.
“Comoquiera” son las huellas
de todas las manos que rastrean
los contenedores y duermen al raso,
es la impronta del desahuciado
y la identidad del paria.
“Comoquiera” era el nombre absurdo
del perro de mi abuelo,
recuerdo de un pasado
tan presente…
Mag Márquez. En Voces del Extremo. Poesía y alegría. La Vorágine, 2022.
Imagen: Elliott Erwitt. The dog looks over the fence, 1965.
linda entrada tiene luz
ResponderEliminarPoesía iluminadora, esclarecedora, alumbradora. Salud!
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