Aunque las moscas entren
nunca tengas la boca cerrada
Manuel Pacheco
Compañero enemigo, nos convocan
los bárbaros tambores, las sirenas
leprosas de la guerra, el olor acre
que reclama genética venganza.
Desobedeceremos, cruzaremos
los cuchillos delante de la lumbre
en la tierra de nadie, que es mi tierra,
nuestra tierra sin planos ni alambradas.
Y allí compartiremos el arroz
y la perplejidad de estar tan vivos
entre tanto cadáver contagioso.
Compañero enemigo, no te mueras,
ni me mates, ni huyas, ni te rindas,
que tenemos que hablar de muchas cosas.
Juan Antonio Bermúdez. En Voces del Extremo: poesía y capitalismo. Fundación Juan Ramón Jiménez, 2008.
Imagen: Don McCullin
¡Depongan las armas, dispárense abrazos!
ResponderEliminarEs la única victoria posible. ¡La ÚNICA!
Salud!
Cuidarnos aquí abajo (y el cuidarnos implica conciencia, cariño y estar siempre muy alerta) frente a las maquinaciones de arriba. Salud, Loam!
EliminarQue la tierra le sea leve. Una gran pérdida.
ResponderEliminarEn efecto, una gran pérdida. Que la tierra le sea leve. Salud!
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