En una tapia encalada
una niña albina y manca
dibujó una mano blanca
con una tiza mojada.
Como nadie viera nada,
de sus ojos como fuentes
lagrimitas transparentes
comenzaron a brotar.
Y las gentes del lugar
seguían indiferentes.
Abdías Gandul. Décimas pésimas. El Alipende, 2010.
Imagen: Ramón Masats. La Mancha, 1960.
Es terrible la indiferencia en todas sus formas.En especial la de quienes viendo hacen como si no supieran.
ResponderEliminarLa indiferencia es un crimen de lesa humanidad. Salud!
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