no habrá jefe, portavoces ni veleta
A los jefes, portavoces, magistrados
de los tiempos de Isaías decretaron la muerte.
¡Qué harán entonces cuando los bárbaros
asalten los cielos!
Todo lo material valdrá menos
que un puñado de tierra.
Moriré cortado al medio
por los dientes de la sierra y de los jefes
la ceguera se verá recompensada
por el celo de la rueda.
No habrá juicio ni condena.
Del propio suelo firme
una consolación sin contratiempos
belleza interna de ayer
y vacíos que reducen el exilio a una nota
fuerte de ardida estopa, pedernal
frotado en chispas de justicia.
Sucederá en los días por venir
cuando seamos hombres
(libres de hablar y de callar
libres para vivir y morir).
De lo demás habrá que hablar.
Carlos León Liquete. Es entusiasmo. Páramo, 2022.
Imagen: Marc Chagall. Isaías, 1956.
Un pero:
ResponderEliminarEntonces, cuando vosotros seáis hombres... (libres de hablar y de callar libres para vivir y morir), nosotras... ¿qué seremos?
Podría ser improcedente lo que he escrito. Y he vuelto a leerlo para saber si sí o si no.
ResponderEliminarViva la improcedencia, Chiloé! Todavía cuesta desprenderse del patriarcado que nos ha formado y llevamos dentro. Salud!
Eliminar10 Como está escrito:
ResponderEliminarNo hay justo, ni aun uno;
11 No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.(A)
13 Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.(B)
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;(C)
14 Su boca está llena de maldición y de amargura.(D)
15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;
16 Quebranto y desventura hay en sus caminos;
17 Y no conocieron camino de paz.(E)
18 No hay temor de Dios delante de sus ojos.(F)
Tus poemas reclaman la voz que se esconde en las palabras.
Quien profiere las palabras no es Dios es el deseo destructor de aquellos que no encontramos paz ni justicia con los dioses que hemos construido
Ah, los falsos profetas. Salud!
ResponderEliminar