Ante la evidencia viva
del azar de esta existencia
sin causa ni consecuencia,
la gente, siempre elusiva,
se acomoda a la pasiva
rutina de la costumbre:
prefiere la servidumbre
de un vivir falsificado
que enfrentar por fuerza o grado
la angustia y la incertidumbre
Abdías Gandul. Décimas pésimas. El Alipende, 2010.
Imagen: Gilbert Garcin
Tampoco es bueno instalarse en la rutina de la incertidumbre, sobre todo en ciertos momentos cruciales en que la certidumbre nos convoca.
ResponderEliminarSalud!
Una es la incertidumbre existencial y otra la certidumbre histórica. Salud, Loam!
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