Dícese de un vuelco constante
al corazón acongojado del verso
De un atentado iconoclasta
a la consideración oportuna
De un asalto a mano desnuda
al parlamento de la recta conciencia
De un ataque desconsiderado
al vaticinio de los estilos acertados
Dícese y dígase lo que se quiera
Nosotros defendemos a muerte
el revuelo del patio de vecinos
Damos nuestro incondicional apoyo
al sabotaje radical contra el hambre
Formamos un ejército invencible
de palabras peligrosas y dolidas
Hablamos una antigua lengua
que todavía paradójicamente no existe
Podría y debería entenderse
como el disparo a bocajarro
Podría y debería definirse
como un altar dinamitado
Podría y debería recibirse
como un acto de incredulidad
Podría y debería escribirse:
Sobre la sien del individuo
coloca el arma cargada el poeta
Cierra los ojos toma aliento
el arma en la sien del poeta
Abre los ojos toma aliento
el arma en la sien del lector
Cierra los ojos toma aliento
aprieta el gatillo ¡y estalla la poesía!
Colores sobre estas páginas
Aprieta el gatillo ¡estalla la poesía!
Contempladlo a través
de nuestros miles de ojos desparramados
sobre el tapiz de la multiplicidad irreductible
Allá donde me miro os encuentro
Helios Fernández Garcés. En Palabras de barricada. Una recopilación de anarcoversos. Coord. Fernando Barbero Carrasco. Queimada, 2015.
Imagen: Robert & Shana ParkeHarrison
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