Pecho arriba ha crecido
la orfandad. Bajo el silencio de la noche, tras el oscuro embozo
que un día tuvo
calor de amor, y hoy es trinchera,
nace el sueño, no como defensa ni como salvación, sino como arma.
Sucede a la imaginación un bello gesto en el que la memoria, fiel animal,
muere ante el lecho yacente de su dueño. Es así que
donde un día la mirada fue clara
hoy el insecto de la incertidumbre teje
imágenes de odio. Quizá sea el miedo, con su bastón roto, el que convierta
la delicadeza de la juventud en ruina, en llanto el pulso
con el que inicio estas palabras desde un tiempo
en el que alejarnos de la realidad
es habitar su ritmo. Sonido, música, es el sueño.
Nadie hay que huya de su propia imagen
que no sufra el castigo de tejer el disfraz
de su cuerpo desnudo.
Diego Jesús Jiménez. Bajorrelieve, 1990. En Bajorrelieve / Itinerario para náufragos. Edición de Juan José Lanz. Cátedra, 2001.
Imagen: Óscar Domínguez. La bola roja, 1933.
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