Se vende. Se compra.
Se compran y venden los precarios
jirones de humanidad
que cargan aún algunos individuos
como harapos al viento.
Se venden países.
Se compran conciencias que juraban,
amarradas al mástil de su Dios,
no venderse,
y se ocultan en algún rincón amueblado
por la hipocresía.
Se venden hilachos de banderas
y compases de himnos nacionales.
Se compran islas, islotes, continentes
o la anclada flota naviera
de un archipiélago.
Se importan trozos de mar,
tajadas de atmósfera,
fórmulas para hacer en secreto clonaciones,
y se exportan manos, ojos, pedazos de vidrio,
independencia.
Se importan toneladas de basura,
chatarra a manos llenas
y se exportan graneros de neuronas,
cerebros.
Detrás del que vende
y del que compra,
se encuentran escondidos, pero actuantes,
empuñando el timón,
tocando las fanfarrias de las voces de mando
o pasando sus mandatos bajo cuerda,
los intereses,
el oscuro parnaso de los titiriteros.
Enrique González Rojo Arthur. En Entre los poetas míos… Enrique González Rojo. Colección Antológica de Poesía Social, vol. 143. Biblioteca Omegalfa, 2020.
Imagen: Antoni Miró. El dòlar, 1974.
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