Un paso tras otro. La calle
escarda; gotas de sangre pasan:
la herida se abre
en forma de rígidos cuadros arquitectónicos.
La acera va cerrando
la costra de plaquetas humanas.
La ciudad sangra: personas: ojos
que evaporan el agua con su luz
de esfinge siempre quieta.
Carlos León Liquete. La humanidad escueta. Impr. Queimada, 2001.
Imagen: Isaac Cordal
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