Los hombres se comen
las cucarachas,
los vidrios,
las tejas,
las palabras…
Oímos, queridos camaradas,
la fuerza de la sangre
resbalando.
De vuestras venas cortadas.
Nos llega mezclado con el aire
vuestro grito de celda ensangrentada.
Y oímos sin querer a los que gritan:
¡Su lucha es inhumana!
Puede que sí…
Pero decimos:
En nuestra clase
la sangre siempre tuvo
la última
palabra.
DICIEMBRE 77
Antonio Gómez Romero y Antonio Perea Torres. Tenemos un minuto… para disolvernos. Poemas del Papi y el Cahue (Antología). Editor: Antonio Perea Torres, 1978.
Imagen: Roger Ballen. Prison Windows, 2004.
"¿Qué hacemos hoy?", nos planteábamos alegremente los tres inquilinos de una celda sita en la 3ª galería, en Carabanchel.
ResponderEliminar"¡Vámonos al campo!", sugería alguno. Y nos encaramamos festivos al enrejado ventanuco para contemplar, allende los muros, las copas de una pequeña arboleda.
Derribaron la cárcel, pero no nuestra memoria.
Salud!
No te envidio la experiencia, Loam. Me recuerda el poema de Marcos Ana "Decidme cómo es un árbol". Salud!
EliminarY como continuación de la represión contra la disidencia política y social, viejas y bochornosas artimañas legislativas desembocaron hace siete años en la aberrante Ley Mordaza. Pero hay mucho más. En otra ocasión, quizá.
ResponderEliminarCuanto más se pertrechan los Estados contra sus ciudadanos, más cercano suele estar su final. Salud, Chiloé!
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