… porque como los hombres no
somos todos muy buenos…
BERNAL DIAZ DEL CASTILLO
Después de mucho navegar
por el oscuro océano amenazante
encontramos
tierras bullentes en metales, ciudades
que la imaginación nunca ha descrito,
riquezas,
hombres sin arcabuces ni caballos.
Con objeto de propagar la fe
y arrancarlos de su inhumana vida salvaje,
arrasamos los templos, dimos muerte
a cuanto natural se nos opuso.
Para evitarles tentaciones
confiscamos su oro.
Para hacerlos humildes
los marcamos a fuego y aherrojamos.
Dios bendiga esta empresa
hecha en Su Nombre.
José Emilio Pacheco. No me preguntes cómo pasa el tiempo. Poesía II (1964-1972). Visor, 2010.
Imagen: Lienzo de Tlaxcala
La Iglesia no es Ariadna, es el Minotauro.
ResponderEliminarSallud!
Pobre Minotauro, otra víctima de reyes y dioses. Salud!
EliminarY aún hay quien piensa que hubo grandeza en la conquista de América.
ResponderEliminarY aún hay quien piensa que parejas de todos los animales entraron en el arca de Noé. Salud, Chiloé!
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