sábado, 1 de noviembre de 2025

NOVIEMBRE


 

Llega otra vez noviembre, que es el mes que más quiero

porque sé su secreto, porque me da más vida.

La calidad de su aire, que es canción,

casi revelación,

y sus mañanas tan remediadoras,

su ternura codiciosa,

su entrañable soledad.

Y encontrar una calle en una boca,

una casa en un cuerpo mientras, tan caducas,

con esa melodía de la ambición perdida,

caen las castañas y las telarañas.

 

Estas castañas, de ocre amarillento,

seguras, entreabiertas, dándome libertad

junto al temblor en sombra de su cáscara.

Las telarañas, con su geometría

tan cautelosa y pegajosa, y

también con su silencio,

con su palpitación oscura

como la del coral o la más tierna

de la esponja, o la de la piña

abierta,

o la del corazón cuando late sin tiranía, cuando

resucita y se limpia.

Tras tanto tiempo sin amor, esta mañana

qué salvadora. Qué

luz tan íntima. Me entra y me da música

sin pausas

en el momento mismo en que te amo,

en que me entrego a ti con alegría,

trémulamente e impacientemente,

sin mirar a esa puerta donde llama el adiós.

 

Llegó otra vez noviembre. Lejos quedan los días

de los pequeños sueños, de los besos marchitos.

Tú eres el mes que quiero. Que no me deje a oscuras

tu codiciosa luz olvidadiza y cárdena

mientras llega el invierno.

 

 

Claudio Rodríguez. El vuelo de la celebración, 1976. En Poesía completa (1953-1991). Tusquets, 2004.

Imagen: Vincent van Gogh. El jardín del Hospital de Saint Paul (La caída de las hojas), 1889.

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