¿Y puedo yo, puedo yo decir
da igual, da igual de todos modos, lo que deviene
que se cumpla
y aquello que desde fuera
su nariz en mi ventana hoy aplasta,
que allí se quede, fuera? ¿Y por qué, por qué
tambalearme, revolcarme
por los días y gritar,
vociferar, abrirme la garganta
susurrándoos: os quiero?
¿Y puedo ser un ave de voz dulce, disfrutar,
no intentar a descifrar, con el terror a tú
a educar? ¿Ser arena? Que lo traga todo. Traga
flores, sangre y estrellas, agua, suspiros, golondrinas, huellas,
aire… Y amamanta el olvido, el olvido
igualitario para todo.
¿Y puedo sonreír, amar? ¿Basta hoy con ser una migaja,
una miga sobre el alféizar invernal
barrido por los vientos?
¿Te puedo dar a luz, traer al mundo? ¿Y amar
con qué fuerzas todavía
yo aquí, en este mundo, junto a los muertos,
los asesinados y los asesinos, en el cuarto para todos, desmembrado
por los muros inhumanos de las guerras, las ganancias, el equilibrio
del miedo?
Zhivka Baltadzhieva. En Conmovidas [abrazos para la paz]. VV. AA. Coord. Montserrat Villar y Eladio Méndez. Béjar, 2019.
Imagen: Antonio Palmerini
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