Cuando digo abajo
digo puentes
te digo a ti y os veo a todos
ascendiendo por mis venas abiertas.
Ángel Calle. Los vínculos. Isla Varia, 2006.
Imagen: Moscú, 1974.
Cuando digo abajo
digo puentes
te digo a ti y os veo a todos
ascendiendo por mis venas abiertas.
Ángel Calle. Los vínculos. Isla Varia, 2006.
Imagen: Moscú, 1974.
Es un amigo de siete años,
y quiere
saberlo todo de lo que es disimulo a su alrededor. Saberlo
todo de cuántos golpes, la mezquindad, Europa,
quién soy yo en lo que ve.
El amigo y lo único
que me sabe decir entre molestias
que desconoce. Y yo nunca
le he mentido: le quiero.
No te recuerda aún. Bendigo esa
facilidad.
Juan Carlos Suñén. El viaje de todos. Dilema, 2003.
Imagen: Nick Hedges. Waiting for her parent to come home. Edinburgh, 1972.
No hay teoremas para esto.
Quizá ni siquiera haya gasolina suficiente para la vuelta.
Donde hay espejos es inevitable la vida.
Alberto Santamaría. Pequeños círculos. DVD, 2009.
Imagen: René Burri
Bienaventurados los mansos televidentes,
los desdentados sentados a la mesa de la precariedad,
los que con la papeleta en la mano nunca dudan
y votan a quien el televisor les ha dicho que hay que votar.
Bienaventurados los que callan en la calle,
los que no hacen preguntas,
los que viven en un anuncio de publicidad.
Bienaventurados los que distinguen un terrorista de un economista,
los que nunca vieron una pelota de goma,
los que con los guantes puestos hablan de paz.
Bienaventurados los que conducen a doscientos,
los que arrasan la Tierra y previenen el cambio climático
construyendo campos de golf, para que esté todo más verde,
que la muerte nos coja en bañador.
Bienaventurados los reyes, los comisionistas,
políticos y banqueros terroristas,
los que miran en su asiento desde un piso 33,
los sedientos de tu bolsa y su 4%,
los que viven en el IBEX sin dolor y a todo tren.
Bienaventurados los bien cebados con chalets regalados,
los alcaldes engordados por mi amigo constructor,
los políticos adosados al mito de que ahora
al patrono explotador se le llama emprendedor.
Bienaventurados los que ríen en las revistas a color,
los que no tienen corazón, los todólogos tertulianos,
mercenarios y sicarios al servicio del mercado,
te convierten en tarado y te dicen, de rodillas,
yo cocino tu tortilla, te has quedado sin alternativas,
pues ya sabemos que con la izquierda todo nos irá peor.
Bienaventurados los presos de la fábrica de montaje,
la cadena perpetua, el salario fordista revisable,
los amordazados sin ley mordaza,
los demócratas, los patriotas, los tristes pelotas del santo capital.
Bienaventurado mi Iphon que me protegerá
de las grasas saturadas, de las patas de gallo,
de Kropotkin, de Kierkegaard, de Juvenal,
qué digo, de la próxima reforma laboral.
Bienaventurada la prima de riesgo, las centrales nucleares,
los episodios de fuga silenciados a raudales,
el rocío, las faldas de lunares,
el polvo, el camino peregrino
por la raya de farlopa, viva Europa,
que a Sevilla la corrupción la galopa
del político al rociero pasando por el pelota.
Bienaventuradas las mordidas, las corbatas bendecidas,
las mulatas, las chaquetas,
los equipos, sus camisetas, con letreros vanguardistas
promocionados por Estados terroristas,
porque aquí lo que sobra son pacifistas extremistas,
leyes y agujeros para que se den los baños
los ríos de los dineros
y en paraíso fiscal tome el sol el futbolero
y al trullo, por capullo, el titiritero.
Bienaventurada la mujer en la orgía capitalista,
las violaciones masivas, por activa y por pasiva,
la guerra que no entienden
los que viven pensando en diciembre,
pero participan
por la paga y por el humo,
yo de aquí ahora me esfumo, saturado, empalagado,
el consumo nos consume, nos encoje, nos destruye,
nos embarca en una sucia vida suicida,
triste, opaca, yo te digo, ven, escapa, huye.
Alegraos, regocijaos, saltad de gozo, están con vosotros
el Imperio del mercado y el fascismo de baja intensidad,
y de este modo os seguiremos adormeciendo, susurrando,
hasta el día del juicio final.
Antonio Orihuela. Pelar cebolla. Este. Amargord. 2017
A las maniquíes
seres raptados de un instante de vida
se nos nota cansadas
tristes
aburridas
de vestir a la última
de hacer como si-
de poner la mueca de estar
de vuelta
de morir de lo nuestro
disimularlo
y seguir en pie
en las interminables tardes
de los domingos
Carmen Camacho. Las versiones de Eva. Crecida, 2014.
Imagen: Helmut Newton