viernes, 28 de noviembre de 2014

Norma y paraíso de los negros



Odian la sombra del pájaro

sobre la pleamar de la blanca mejilla

y el conflicto de luz y viento

sobre las altas paredes lisas.


Odian la flecha sin cuerpo,

el pañuelo exacto de la despedida,

la aguja que mantiene presión y rosa

en el gramíneo rubor de la sonrisa.


Aman el azul desierto,

las vacilantes expresiones bovinas,

la mentirosa luna de los Polos,

la danza curva del agua en la orilla.


Con la ciencia del tronco y el rastro

llenan de nervios luminosos la arcilla

y patinan lúbricos por aguas y arenas

gustando la amarga frescura de su milenaria saliva.


Es por el azul crujiente,

azul sin un gusano ni una huella dormida,

donde los huevos de avestruz quedan eternos

y deambulan intactas las lluvias bailarinas.


Es por el azul sin historia,

azul sin palabras pero con heridas,

azul donde el desnudo del viento va quebrando

los camellos sonámbulos de las nubes vacías.


Es allí donde sueñan los torsos

bajo la gula de la hierba.

Allí los corales empapan

la desesperación de la tinta.

Los durmientes borran sus perfiles

bajo la madeja de los caracoles

y queda el hueco de la danza

¡sobre las últimas cenizas!




Federico García Lorca. Poeta en Nueva York, 1930. En Poeta en Nueva York y Tierra y luna. Ariel, 1981. Edición crítica de Eutimio Martín.

Imagen: Reuters. Marcha de protesta en Ferguson por la muerte de Michael Brown

martes, 25 de noviembre de 2014

En diciembre de 1970 el poeta habla a propósito de las declaraciones oficiales “contra la violencia”



1

La famosa ley-embudo

se enuncia como veredes:

Que lo ancho es para mí

y lo estrecho para ustedes.


2

Miren la ley del embudo

que va contra mi conciencia:

Si a mí me matan es orden.

Si me defiendo es violencia.


3

La ley del embudo, en fin,

así la van componiendo:

Orden es si me dan palos.

Violencia si me defiendo.


4

Según piensan los señores

no tengo donde cogerme:

Si a mí me matan es paz

pero es guerra el defenderme.


5

Las pistolas policíacas

no son ningún armamento;

pero si yo cojo un palo

me violentan por violento.


6

En sus cuarteles sombríos

destrozan al ser humano.

Eso no es violencia, amigos,

¡Gajes del orden cristiano!


7

Porrazos y tentetieso

en los campos de Baeza.

Yo llevaba mis dos manos

y volví sin la cabeza.


8

Violencia engendra violencia,

dicen otros, muy contritos,

¿Escucháis llantos ahora?

¿No se oyeron nuestros gritos?


9

Ocupa miles de folios

la lista de las torturas.

Pero violencias jamás.

¡Son calumnias e imposturas!


10

Vida alegre y muerte triste.

Sirva a otros de escarmiento;

con tormento viven siempre

los que viven del tormento.


11

Y aquí se acaba la historia

con que a vosotros acudo

sobre la violenta ley

llamada ley del embudo.


(Clandestino)



Alfonso Sastre. Obra lírica y doméstica. Poemas completos. Hiru, 2004.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Hemos oído: no quieres trabajar más con nosotros



1

Hemos oído: No quieres trabajar más con nosotros.

Que estás destruido. Que no puedes seguir de un lado para otro.

Que estás demasiado cansado. Que no puedes seguir aprendiendo.

Que estás acabado.

Ya no se te puede exigir que sigas en la tarea.


Para que sepas:

nosotros lo exigimos.


Si te cansas y te duermes,

nadie te despertará ni te dirá:

levántate, la mesa está servida.

¿Por qué iban a servirte la comida?

Si no puedes seguir de un lado para otro

te quedarás acostado. Nadie

te irá a buscar para decirte:

Hicieron la revolución. Las fábricas

te esperan.

¿Por qué harían la revolución?

Cuando mueras te enterrerán.

Seas o no el responsable de tu muerte.


Dices

que luchaste demasiado. Que ya no puedes seguir luchando.

Oye bien:

Si no puedes seguir luchando, te hundirás.


2

Dices: que fueron demasiadas esperanzas. Que ya no esperas más.

¿Qué esperabas?

¿Que la lucha fuera fácil?


No ha sido el caso.

Nuestra situación es peor de lo que imaginabas.

Esta es la situación:

si no rendimos lo sobrehumano

estamos perdidos.

Si no estamos dispuestos a realizar lo que nadie se atreve a pedir,

nos hundimos.

Nuestros enemigos no hacen sino esperar

que nos cansemos.


Cuanto más cruenta es la lucha

más se cansan los oponentes.

Aquellos que más pronto se cansen, son los que pierden la batalla.



Bertolt Brecht. 80 poemas y canciones. Adriana Hidalgo Editora, 2011.Traducción: Jorge Hacker

Imagen: George Grosz. Recordando. Autorretrato en el fondo de las ruinas, 1936-37.

viernes, 21 de noviembre de 2014

[locos que decíais]



locos que decíais

nunca más

deprisa

repetidlo


fous qui disiez

plus jamais

vite

redites




Samuel Beckett. Letanías 1976-1978. En Obra poética completa. Hiperión, 2002. Traducción Jenaro Talens.

Imagen: Chris Killip. Huddersfield, Inglaterra, 1973