domingo, 31 de octubre de 2021

Dos anticantos de blanco


 

                        1ª VOZ

Este negro no vale dos chelines.

(Está sudado, trabajado, feo).

Sabe cantar espirituales,

eso sí; nada más. Y al acabar,

mira arriba buscando no sé qué árboles

divinos donde ahorcarse. Tontería.

Yo nací yanqui, y porque él naciera

negro, no es para tánto.

                                               Sabe pronunciar

algunas sílabas bobaliconas:

que sí, que basta. Y al mirar, parece

que lamiera las manos. Y repito que, triste,

sabe cantar espirituales.

 

                        2ª VOZ

- Madre, cómprame un negro para usar

el dulce látigo que me regalaste.

Mi látigo de lengua

que habla duro. Un perfecto diálogo

habrá si tú me compras un negro. Entre su carne

y mis manos se entablará viva

correspondencia! Cuando él grite, yo

me animaré, me animaré.

                                               Él clamará por Dios,

y a mí, por todos los diablos, que

me gustará su música.

                                               Cómprale

oh mamita, ese negro al tierno hijo

de América del Norte por la gracia

de Lincoln.

                                               Siempre hubo día

y noche. Cómprame, mamita,

la noche de ese negro. Y verás cómo pronto

arden fieras estrellas en su piel.

 

 

Gaspar Moisés Gómez. Con ira y con amor. Álamo, 1968.

Imagen: David Goldblatt. Man Sleeping, Joubert Park, Johannesburg, 1975.

sábado, 30 de octubre de 2021

[Y no quise ver cómo las ondas]


Y no quise ver cómo las ondas,

cada vez más pletóricas,

reventaban las costuras del aire,

traspasaban los muros, los cuerpos,

las memorias,

y tejían infatigablemente

redes invisibles

donde venían a morir los deseos autófagos,

los sueños reciclados,

y lo poquito también

que iba ya quedando de nuestra vida.





Conrado Santamaría. Totalitaria. Ediciones del 4 de agosto, 2021.

Imagen: Berenice Abbott. Interference Pattern, c. 1958.

viernes, 29 de octubre de 2021

Antisalmo 64


1.         Si tú eres el que debes ser junta tu rostro

            al de los otros. Junta tu rostro.

 

2.         ¿No sientes horror al tuyo propio

            solo? Junta tu rostro.

 

3.         Y nacerá tu nombre propio,

            junta tu rostro,

 

4.         éste: Juntosseremossomos

            y tu apellido, éste: Mundodetodostodo; junta tu rostro.

 

5.         La luna está arriba,

            debajo.

 

 

Nota al versículo 4º del antisalmo 64

 

Y entonces, cuando consigas este nombre y este apellido común, entonces… todos los hombres serás tú; las arenas, las arenas serás, incontables, tú.

 

 

Francisco Pino. Antisalmos, 1978. En Francisco Pino. Cien poemas. Edición de Esperanza Ortega. EDILESA, 1999.

Imagen: Antonin Kratochvil

jueves, 28 de octubre de 2021

LOS PARIAS


 

Allá en un claro cerca del monte,

bajo una higuera como un dosel,

hubo una choza donde habitaba

una familia que ya no es.

El padre, muerto; la madre, muerta;

los cuatro niños muertos también:

él, de fatiga; ella, de angustia;

ellos de frío, de hambre y de sed.

 

Ha mucho tiempo que fui al bohío

y me parece que ha sido ayer.

¡Desventurados! Allí sufrían

ansia sin tregua, tortura cruel.

Y en vano alzando los turbios ojos,

te preguntaban, Señor, ¿por qué?

y recurrían a tu alta gracia

dispensadora de todo bien.

 

¡Oh, Dios! Las gentes sencillas rinden

culto a tu nombre y a tu poder:

a ti demandan favor los pobres,

a ti los tristes piden merced;

mas como el ruego resulta inútil

pienso que un día –pronto tal vez–

¡no habrá miserias que se arrodillen,

no habrá dolores que tengan fe!

 

Rota la brida, tenaz la fusta,

libre el espacio ¿qué hará el corcel?

La inopia vive sin un halago,

sin un consuelo, sin un placer.

Sobre los fangos y los abrojos

en que revuelca su desnudez

cría querubes para el presidio

y serafines para el burdel.

 

El proletario levanta el muro,

practica el túnel, mueve el taller,

cultiva el campo, calienta el horno,

paga el tributo, carga el broquel;

y en la batalla sangrienta y grande,

blandiendo el hierro por patria o rey,

enseña al prócer con noble orgullo

cómo se cumple con el deber.

 

Mas, ay ¿qué logra con su heroísmo?

¿Cuál es el premio, cuál su laurel?

El desdichado recoge ortigas

y apura el cáliz hasta la hez.

¡Leproso, mustio, deforme, airado,

soporta apenas la dura ley

y cuando pasa sin ver al cielo

la tierra tiembla bajo sus pies!

 

                                                           ¿1886?

 

 

Salvador Díaz Mirón. En Nocturno peregrino. Poemas escogidos. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México, 2013.

Imagen: Lorenzo Viani