Sales de tu casa por las mañanas
con olor a jabón pensando en las macetas
de claveles en el daño que les hacen los niños,
ya estás bien del resfriado el sol
sabe a cognac barato a trago grande de él
¿es la mañana un vaso indescriptible un vaso
en cuyo fondo queda siempre la resaca
de las dichas de ayer de otros ayeres como ayer?
No te importa
tomas el bus frente frente a la Penitenciaria
ahí quedan -hace frío hace fiebre- los allegados a la
violencia:
los asesinos los ladrones los poetas los locos
los revolucionarios los santos del altavoz
los imprecadores por el amor
con los ojos abiertos.
Mas no te importa bajas cerca de la oficina
y compras un periódico como todos los días:
han invadido -al fin- a Cuba
desde la altura el fuego mató niños en las playas
ciudades y más niños
pasas luego a los cómicos la solución -tarareas-
del crucigrama el horóscopo Géminis y tu buena estrella
-ella ha nacido en Tauro con sus ojos azules-
el partido del domingo ha sido suspendido
por el estado de emergencia nacional -una lástima-
nuevos presos políticos la policía balaceó a un obrero
gran campaña anticomunista se persigue
con gran ardor patriótico a las organizaciones
clandestinas
No te importa
subes las escaleras buenos días doctor
muy buenos días señor jefe de sección
muy buenos días -bajas la cabeza- cómo está Usted
señor -sonríes- director
Luego te sientas frente a la máquina
rutilante como un ópalo en la barriga de un gran pez
-beatífica la sonrisa satisfecha la piel
desnuda entre la ropa y los zapatos-
alargas tus dedos blancos de pianista
(yo vi en una Película a Chopin el pobre
se murió tísico -sangre en el pañuelo- por excesos de
amor)
tus diez dedos pulcrísimos y tac
tac tac tacatac no te importa
nada tacatac
eternamente tac
tacatac
hondo es el pozo tac
tacatac tac
tacatac
Roque Dalton. El
turno del ofendido, 1962. En Antología.
Visor, 2000.
Imagen: Autoría no encontrada.
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