El rey Juan Carlos I está
algo hinchado,
y algo sordo, no oye a los
periodistas.
Fue el dueño de un rato
largo de la Historia.
Y ahora habla con los
muertos mucho rato,
con su padre, a quien ya ha
vuelto a ver en sus sueños.
El ex-presidente Adolfo
Suárez
se convirtió en el hombre
invisible.
Murió su esposa, se
entristeció para siempre,
y envejece en un lugar
desconocido.
No recuerda nada porque nada
hay que recordar.
El escritor Camilo José Cela
se murió
como muere la gente corriente.
Parecía inmortal y eterno,
pero no lo era.
Su viuda aparece muy de
tarde en tarde
en la prensa española, pero
ya nadie la recuerda.
El ex-presidente Felipe
González
se divorció y se fue con una
más joven.
Sale de vez en cuando en las
televisiones.
Parece un hombre bueno,
pero solo es un hombre
envejeciendo.
Da consejos y opina de
economía y de mercados.
La ex-miss del universo
Amparo Muñoz
se disolvió tristemente
en un piso de Málaga.
Dijeron que era una
drogadicta y que por sus venas
corría la España de los años
setenta.
El actor Fernando Fernán
Gómez
se murió de la misma forma
que Camilo José Cela.
Cuando murió,
murió una forma de ser
español.
El gran Santiago Carrillo,
el último comunista,
se morirá un día de estos,
tal vez ya esté muerto ahora
mismo.
Resiste, porque el comunismo
latió en su corazón
como una santa campana de
penicilina.
La gente se muere o está a
punto de morirse.
Se murieron poetas a quienes
ya nadie lee
como Gerardo Diego y
novelistas oscuros
como Torrente Ballester; y
Gerardo y Torrente
parecen ahora mismo el mismo
muerto,
el mismo fiambre, gemelos
españoles.
El juez Baltasar Garzón ha
engordado
y está envejeciendo.
Persigue a los fantasmas que
no persiguieron
aquellos que ya también se
volvieron fantasmas.
Fantasmas que no
persiguieron
a otros fantasmas más
antiguos,
porque entre los fantasmas
la antigüedad
en el cargo se llama
Historia de España.
Me dan pena los muertos
españoles.
Oh, sí, qué pena dan los
muertos españoles.
¿No te parece?, hermano mío,
mi compatriota.
Manuel Vilas. Gran Vilas, 2012. En Poesía completa (1980-2018). Visor,
2019.
Imagen: Manuel Barriopedro
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